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El «Sídrome del escaparate» o claudicación intermitente

Claudicante

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¿Qué es la Claudicación Intermitente?

Es la necesidad de detenerse durante la marcha por dolor muscular secundario a una falta de riego en la pierna. Este dolor cede al detenerse, por lo que muchos pacientes aprovechan o disimulan esta situación parándose ante un escaparate, de ahí su nombre popular.

¿Por qué se produce?

Se debe a la presencia de estenosis u obstrucciones de las arterias que irrigan las piernas, secundarias a la arterioesclerosis.  Esta manifestación de la arterioesclerosis se conoce como arteriopatía periférica o enfermedad arterial periférica ( EAP). Cuando caminamos, los músculos de las piernas demandan una mayor cantidad de sangre y sufren cuando esta no llega adecuadamente, produciéndose dolor. Es un mecanismo similar al dolor que se produce en la angina de pecho, cuando la sangre no llega adecuadamente al músculo cardiaco.

¿Es muy frecuente?

Afecta a un 2-10% de la población española, aunque esta cifra se dispara hasta el 50% en determinados grupos como los pacientes mayores de 70 años, diabéticos, o afectos de enfermedad coronaria o cerebrovascular.

¿Qué factores se asocian a su aparición?

Los factores que influyen en la EAP son múltiples y sus efectos son acumulativos. La presencia de uno, dos o tres factores incrementa el riesgo por dos , tres o seis, respectivamente

  • Sexo: La EAP es más frecuente en varones, especialmente a edades más tempranas ya que con la edad tienden a igualarse.
  • Edad: Es el factor no modificable más poderoso
  • Tabaquismo: Es el factor de riesgo modificable de mayor importancia para el desarrollo de EAP y sus complicaciones. Más del 80% de los pacientes que la padecen fuman o han fumado alguna vez. La asociación es incluso más potente que para la cardiopatía isquémica.
  • Diabetes: Es el segundo factor de riesgo modificable en importancia. El riesgo aumenta linealmente con el tiempo de evolución de la enfermedad, y se sabe que un incremento de un 1% en la hemoglobina glicosilada incrementa en una cuarta parte el riesgo de padecer EAP. Además los pacientes diabéticos tienen 10 veces más probabilidades de sufrir una amputación de la extremidad, el doble de mortalidad y mayor necesidad de ingresos hospitalarios por EAP, que los pacientes sin diabetes.
  • Dislipemia: El 60-80% de los claudicantes tienen algún trastorno del metabolismo lipídico. Tienen niveles más elevados de triglicéridos, colesterol VLDL, triglicéridos VLDL, colesterol ILDL y triglicéridos ILDL y bajos niveles de colesterol HDL
  • Raza: Es más frecuente en la raza negra, el doble que en sujetos de raza blanca
  • Hipertensión arterial: Es el factor de riesgo cardiovascular más  frecuente, aunque el riesgo relativo es menor que para el tabaco o la diabetes. Tener la tensión alta aumenta de 2 a 4 veces el riesgo de claudicación

¿Como puedo saber si tengo EAP?

La prueba de detección es muy sencilla y consiste en la medición de la presión arterial en las arterias del tobillo y comparándola con la de la tomada en el brazo, obteniendo un índice. Se conoce como índice Tobillo- Brazo y en sujetos normales debe estar entre 1 y 1,3. Un valor superior a 1,3 sugiere que las arterias se encuentran endurecidas y refleja la existencia de EAP, lo que es muy frecuente en pacientes diabéticos o cuando la enfermedad está muy avanzada. Entre 1 y 0.9 se considera límite y por debajo de 0.9 es confirmatorio de la enfermedad.

¿Como se trata?

La arterioesclerosis no tiene un tratamiento curativo. Sólo se busca ralentizar su evolución, minimizar la aparición complicaciones y corregirlas cuando aparecen. Por ello debe basarse en varias medidas:

  • Ejercicio físico: Es importante la práctica de ejercicio al menos tres veces por semana (siempre bajo supervisión médica) para mejorar la capacidad funcional y la actividad cardiaca.
  • Medidas preventivas: Es importante cuidar los pies para evitar que se produzcan traumatismos o infecciones que puedan agravar la enfermedad, lo que incluye un corte adecuado de las uñas de modo que las esquinas queden libres. Es necesario examinar los pies después de realizar cualquier tipo de ejercicio intenso. Del mismo modo, debe utilizarse un calzado adecuado (ligero, cómodo y de materiales naturales que permitan la transpiración y eviten infecciones fúngicas), así como calcetines que presionan la pierna.
  • Control de factores de riesgo: para evitar la progresión de la arterioesclerosis se deben controlar los factores de riesgo cardiovascular ya conocidos: hipertensión arterial, diabetes, obesidad, hipercolesterolemia y tabaquismo. Asimismo, será necesario modificar los hábitos de vida: dieta, sedentarismo y estrés.
  • Tratamiento farmacológico: Algunos fármacos pueden ayudar a mejorar la distancia de claudicación, aunque la mayoría de ellos son pautados para prevenir los eventos cardiovasculares. Los más habituales son los antiagregantes plaquetarios que disminuyen la formación de trombos, los fármacos para controlar la tensión arterial y las cifras de colesterol.
  • Cirugía: si la claudicación intermitente es grave, se puede recurrir a dos tipos de  procedimientos quirúrgicos:
    • Angioplastia transluminal percutánea: Es la técnica menos agresiva que se utiliza cuando las lesiones de las arterias no son demasiado extensas. Mediante el uso de catéteteres, generalmente introducidos por la arteria femoral mediante un pinchazo, se dilatan las zonas estrechas con balones de dilatación. Algunos de estos balones pueden estar de impregnados de sustancias que inhiben la cicatrización posterior de la arteria producida por esta agresión. En ocasiones, dependiendo de la longitud de las lesiones, puede colocarse un stent para mantener abierta la arteria y sujetar las placas de ateroma. Existen técnicas más avanzadas para romper estas placas, como la aterectomía, el láser o las ondas de choque, que facilitan la aplicación  de los anteriores cuando las arterias se encuentra severamente endurecidas
    • By-pass: se realiza una derivación entre arterias sanas mediante un conducto propio, generalmente una vena,  o artificial, de modo que se evita la zona obstruida. Ésta es una técnica cruenta con mayor tasa de complicaciones, aunque en algunos casos ofrece mejores resultados a largo plazo.
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